Para las personas que tenemos
algunos años, nos ha tocado vivir terremotos, inundaciones y ahora esta
pandemia, y en cada uno de esos acontecimientos un tanto desagradables y hasta
trágicos, nos hemos encontrado con nuestra fragilidad humana, nos hemos encontrado
con nosotros mismos y, por qué no, también con lo trascendental.
Es precisamente en estos
momentos cuando más se requiere realizar un servicio social que tenga un
impacto directo en nuestro entorno, que pueda ayudar a resaltar más la figura
del profesionista, proporcionándole las herramientas que le permitan
desarrollarse y exaltar sus capacidades; como, por ejemplo: al contador para
que elabore un reporte fiscal; al abogado para dé una orientación jurídica; al
diseñador para que cree imágenes alentadoras o infografías; al psicólogo para
que proporcione apoyo emocional vía telefónica o a través de las redes
sociales, a las personas que sufren alguna crisis por la permanencia en casa;
al administrador para que dé soluciones en la parte de la nómina y así poder
mantener una plantilla laboral; al mercadólogo para que oriente al comerciante
en estrategias de venta en línea; el diseñador de interiores para que adapte
espacios en hospitales u otros lugares; al ingeniero en sistemas para que
brinde soporte con el fin de mantener nuevos canales de comunicación y
vinculación a distancia; o al de negocios internacionales para que analice las
tendencias económicas mundiales y posibles estrategias de ahorro e inversión.
En los momentos más críticos
es cuando aquello que parecía ser un requisito de titulación, ahora cobra una
dimensión más humana porque nos involucramos de manera altruista, pues es ahora
cuando debemos ser más creativos para que de una u otra manera podamos apoyar a
quien más lo necesita. Es en esta fase tres de contingencia sanitaria que
debemos voltear a ver al de junto y ser solidarios, puesto que el espíritu de
un prestador de servicio social se convierte en un imperativo, ya que debe
aplicar sus conocimientos profesionales en beneficio de una sociedad que lo
requiere.
Debemos tener presente que la
actitud que ponemos en cada acto de nuestra vida hace que sea un acto meritorio
o uno más de la lista; los momentos de crisis son los que más sacan a flote lo
mejor o lo peor de cada persona, pero al ejercer nuestro libre albedrío está la
respuesta.
Recordemos que la
autoformación es un principio rector para los que pertenecemos a la comunidad
pedregal y si a eso le sumamos la fe y el conocimiento adquirido, entonces
podremos hablar de profesionistas de éxito, de personas comprometidas con su
entorno, así que llevemos a la práctica nuestra porra: Espíritu, coraje y
pasión, colibríes del pedregal en acción, una acción que ayude a transformar
nuestro entorno a través del servicio social.
Autor: Mtro. Onofre Maciel Carbajal | Coordinador de Servicio Social.
Fotografía: Pixabay
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Los puntos de
vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor y no
necesariamente representan la posición oficial de los Colegio La Salle de
seglares, la Preparatoria La Salle del Pedregal o la Universidad Del Pedregal.